La temporada reproductiva de las nutrias generalmente coincide con las estaciones en las que las condiciones ambientales favorecen la crianza de las crías, como la primavera o principios del verano. Sin embargo, esto puede variar según el clima y la disponibilidad de alimento en diferentes regiones. Por ejemplo, las nutrias de río en zonas templadas suelen reproducirse en primavera, mientras que algunas especies en regiones más cálidas pueden tener varias temporadas de reproducción al año.  

El proceso de reproducción comienza con un período de cortejo en el que los machos y las hembras realizan rituales de exhibición y comunicación. Los machos suelen competir por la atención de las hembras, y estos rituales pueden incluir juegos acuáticos, exhibiciones corporales, vocalizaciones y movimientos específicos que indican su interés. La competencia entre machos puede ser intensa, y en algunos casos, se han observado peleas para asegurar el acceso a la hembra.  

Una vez que la hembra acepta a un macho, se produce la cópula, que generalmente ocurre en el agua. La fertilización es interna y, en muchas especies, puede haber un fenómeno de fertilización inducida o retrasada, donde la implantación del embrión se demora, permitiendo que la hembra elija el momento más favorable para la gestación.

El período de gestación en las nutrias suele durar entre 60 y 70 días, aunque puede variar ligeramente según la especie. Algunas nutrias presentan una forma de reproducción llamada embarazo diferido o implantación retardada, que les permite sincronizar la nacimiento de las crías con condiciones ambientales óptimas.

Las nutrias dan a luz en madrigueras o escondites cercanos al agua, donde las crías están seguras de depredadores. La camada puede variar desde una sola cría en especies más pequeñas hasta hasta seis o más en otras. Las crías nacen ciegas, sin pelo y completamente dependientes de la madre. En los primeros días, la hembra los alimenta con leche y los cuida con gran dedicación.

La madre nutria (y en algunas especies, también el padre) cuida y protege a las crías desde el nacimiento. Como fue anteriormente mencionado, las crías nacen ciegas, sin pelo y completamente dependientes de la madre para alimentarse y mantenerse seguras. Durante las primeras semanas, la madre las alimenta con leche y las acompaña en sus primeros nados, enseñándoles habilidades esenciales para la vida acuática y la búsqueda de alimento.  

Generalmente ocurre entre los 4 y 6 meses, dependiendo de la especie. La transición incluye aprender a buscar alimento, nadar y evitar depredadores. La independencia permite a las nutrias jóvenes explorar, cazar por sí mismas y reproducirse en el futuro.